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Tratamiento de la Demencia

El tratamiento no farmacológico en las demencias, y en la enfermedad de Alzheimer en particular, se basa fundamentalmente en intervenir sobre los déficits cognitivos que sufre el paciente, mediante la aplicación de las conocidas como “terapias blandas” y en tratar de modificar algunas de las conductas cambiando las condiciones ambientales.

En cualquier tipo de demencia, a la persona afectada se le debe ayudar, pero nunca sustituir cualquier aspecto que sepa llevar a cabo, independientemente del tiempo que pueda llegar a tardar y si capaz de realizarla con éxito.

Dentro de los objetivos de la intervención no farmacológica de las demencias destacamos que como principal aspecto tenemos que fomentar la mayor calidad de vida y potenciando todas aquellas capacidades intelectuales, afectivas, físicas, y de relaciones sociales de manera integral.

También como objetivos específicos siempre tendremos que evitar la demora de la pérdida progresiva de las capacidades optimizando las capacidades funcionales residuales con la intención de sustituir las pérdidas.

El tratamiento no farmacológico está especialmente indicado para los pacientes que sufren demencias o en personas que sufren algún tipo de deterioro cognitivo.

Cabe destacar que la intervención deberá de ser dinámica tratando de estimular todas aquellas capacidades cognitivas que se conserve en cada momento de la etapa de las demencias en la que se encuentre.

Los talleres de estimulación cognitiva o los talleres de memoria son dos tipos de terapias blandas muy utilizados y con cierto nivel de eficacia. En ellos se suelen aplicar ejercicios que entrenan la orientación en tiempo, persona y espacio, la memoria, el lenguaje, la atención y la concentración o el cálculo.

Este tipo de terapias se suelen aplicar en centros de día para mayores, geriátricos, hospitales o asociaciones de afectados por demencia, por profesionales habilitados para ellos como pueden ser los psicólogos o terapeutas ocupacionales.